RESUMEN
En el último miércoles del año 2020, se cerraron las negociaciones del Acuerdo de Inversiones UE-CHINA (CAI), que dieron comienzo en 2014. Con ello, se ratifica la independencia de las relaciones bilaterales, abriendo a las empresas europeas una nueva oportunidad de expansión en China y mejorando las condiciones de las que ya están establecidas allí. Dicho acuerdo facilitará a los inversores de la UE el acceso a un mercado con 1.400 millones de consumidores y mejorará las condiciones en el marco de la competencia con las empresas chinas, lo que previamente estaba condicionando el crecimiento de la industria europea.
En base a la información facilitada por la DG TRADE[1] de la Comisión Europea y las declaraciones de la Embajada de la R. P. China en Francia, el presente artículo analiza las oportunidades que ofrece este acuerdo a las empresas europeas para expandirse en China.
Este 2021, va a ser decisivo en la transformación de las empresas y la consolidación de nuevos productos y mercados. INS Global cuenta con la experiencia necesaria para apoyarle de forma eficiente en la puesta en marcha de su proyecto de implantación, transformación o consolidación en China y en la ampliación de sus mercados por Asia.
El pasado 30 de diciembre de 2020, se reunían por videoconferencia el presidente chino, Xi Jinping, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, sumándose la canciller alemana, Ángela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron. Como resultado de la misma y tras siete años de negociaciones, la Comisión Europea y el Gobierno Chino suscribían el “Acuerdo Integral de Inversiones UE-China (CAI)”.
Aunque todavía está pendiente su ratificación por el Parlamento Europeo, el acuerdo marca un hito en las relaciones diplomáticas entre China y la UE, ya que supone una muestra de la independencia europea en sus relaciones con el país asiático, desvinculándose de la opinión de Estados Unidos. Además, se pone fin a unas negociaciones que se vislumbraban eternas, ante la incertidumbre mostrada por los negociadores para poder firmar un acuerdo a corto plazo.
Su publicación definitiva podría ver la luz en 2022, una vez superados los trámites de traducción, aprobación parlamentaria y edición.
OPORTUNIDADES DEL NUEVO ESCENARIO EN LAS RELACIONES UE-CHINA
El Acuerdo de Inversiones EU-China ha sido considerado como el acuerdo más ambicioso suscrito por China con una potencia extranjera ya que contempla la obligación de informar sobre los subsidios públicos concedidos a las empresas y reportar acerca de las estatales, las cuales contribuyen con el 30% del PIB del país, aproximadamente. Además, también se han incluido compromisos para el desarrollo sostenible[2].
En comercio exterior, la UE es, actualmente, el principal socio comercial de China, siendo éste a su vez el segundo del mercado europeo[3], según el valor de las exportaciones.
La Inversión China en la UE
La inversión exterior china en la UE ha crecido exponencialmente en los últimos años, enfocándose principalmente en dos sectores estratégicos, Infraestructuras y Alta Tecnología. Si bien los datos publicados varían notablemente según la fuente de consulta, según datos de la Comisión Europea, la inversión direta acumulada de los países de la UE (incluido UK) alcanzaba los 176 billones de euros y las inversions chinas en Europa eran de 60 billones [4].En relación a la tendencia inversora, los datos de inversión directa anual china en Europa que maneja Eurostat[5] muestran un crecimiento sostenido hasta 2015, sufriendo una desaceleración a partir de 2016. El año 2019 la inversión directa anual fue de 11.700 millones, es decir una tercera parte de la cifra alcanzada en 2019, año en el que alcanzó los 37.300 euros.
A menudo, la estrategia de inversión china en la UE ha sido dirigida y sufragada por el Estado. Dicha presencia estatal en un gran número de empresas supone una distorsión de la competencia en el mercado interior europeo, ya que éstas no están sujetas a las normas sobre ayudas estatales que se aplican a las empresas de la UE. El CAI contempla una vía para exigir transparencia y condiciones en la competencia más equitativas a las empresas chinas que invierten en la unión. Con el fin de garantizar que dichas compañías operen de acuerdo con los criterios comerciales, se establece la obligación de proporcionar determinada información, así como ofrecer transparencia respecto a las subvenciones de las que sean beneficiarias.
La Inversión de la UE en China
Según cifras oficiales, el flujo acumulado de la inversión europea en China es superior a la china. Sin embargo, a pesar de que la inversión extranjera no ha parado de crecer, el porcentaje por empresa se ha ido reduciendo notablemente en los últimos años. Como principales obstáculos al aumento en la inversión se han señalado la inseguridad jurídica y las condiciones de acceso al mercado para las empresas foráneas consideradas como desiguales y arbitrarias. Además, a las empresas que se establecen en sectores de alta tecnología, a menudo, se les requiere la transferencia de la propiedad intelectual a favor de sociedades chinas, lo que ha frenado la inversión de muchos operadores[6].
Por ello, para la UE el objetivo principal es el de facilitar y asegurar unas condiciones neutrales de acceso al mercado chino para los inversores europeos. A su vez, China ha conseguido su objetivo de homogeneizar, en un único acuerdo, el marco jurídico aplicable a sus empresas en la UE, facilitando así sus oportunidades de negocio. A pesar de que casi todos los países de la unión cuentan actualmente con tratados bilaterales de inversión con China, estos acuerdos difieren notablemente entre sí y, en general, no contemplan disposiciones sobre el acceso a los mercados para las empresas chinas[7]. Si bien un análisis pragmático de la situación evidencia que, a través del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS), el mercado de la UE ya estaba abierto, en buena medida, a las empresas extranjeras en los sectores de servicios.
Garantías del CAI
De acuerdo con la información facilitada por la DG TRADE, los compromisos adquiridos por el CAI incluirían condiciones históricamente demandadas por las empresas tecnológicas europeas a la hora de operan en China, en particular las orientadas a evitar la imposición de la transferencia de tecnología y el nepotismo con las empresas estatales chinas. Entre las medidas a adoptar, China se compromete a permitir competir a las empresas europeas en sectores tradicionalmente reservados (como el automotriz, el sanitario o los recursos biológicos) eliminando para ello restricciones cuantitativas, límites de capital social o requisitos de operación bajo la estructura de empresas mixtas. Para evitar las transferencias tecnológicas, el CAI prohíbe exigir como requisito de inversión dicha cesión al socio chino y aumenta el número de concesiones de licencias tecnológicas.
Otra de las demandas tradicionales de las empresas tecnológicas europeas es la protección de la información comercial confidencial recopilada por los órganos administrativos (cuya confidencialidad se perdía, por ejemplo, en el proceso de certificación de un bien o servicio), siendo incluidas en el acuerdo mediante las cláusulas de protección de datos y acceso de los inversores de la UE a los organismos de normalización.
El ámbito manufacturero, el cual concentra el 50% de la inversión europea global en China, se ve favorecido al limitar las exclusiones a determinados sectores que, actualmente, cuentan con un exceso de capacidad en China. En industrias como la del automóvil, a través de la nueva ley de inversiones, el país ya había eliminado los requisitos necesarios para constituir empresas mixtas, aunque con el nuevo acuerdo se consiguen nuevas concesiones en otros sectores que, hasta el momento, estaban limitados a la competencia interna, permitiendo de este modo competir a las empresas europeas, por ejemplo, en el campo de las nuevas tecnologías verdes aplicadas a la automoción[8].
China se compromete a mantener la apertura iniciada con las empresas europeas en algunos servicios como, por ejemplo, el sector financiero, la negociación de valores, los seguros o la gestión de activos, y el acceso a proyectos. Otros compromisos relevantes asumidos en el acuerdo son no introducir nuevas restricciones a la I+D en recursos biológicos o el levantamiento de la prohibición a la inversión en servicios basados en la nube, estas últimas están condicionadas un porcentaje del accionariado inferior al 50% del capital social. Estas limitaciones de las compañías que operan en red no se aplicarán a aquellas que presten servicios financieros, logísticos, médicos, etc., en base a la aplicación de la cláusula de “neutralidad tecnológica”.
Otro sector que se abriría a la inversión europea es el del Transporte marítimo internacional que permitirá a las empresas europeas poder gestionar íntegramente líneas de transporte multimodal China-UE[9].
Cuando se habla de inversiones de empresas europeas en China, las mejoras en el acceso al mercado y la equidad ante las condiciones son, sin duda, factores importantes. Si bien el volumen de inversión consolidado de inversión no se había reducido, el ánimo para invertir en el país asiático había empeorado.
Las razones para la desaceleración de las inversiones en China están relacionadas, en buena medida, con la falta de equidad con las empresas estatales en la mayoría de los sectores, pero también por otras cuestiones como la perdida de competitividad en la producción china respecto a otros países asiáticos junto a la dificultad en el acceso a licencias y procedimientos administrativos complejos y prolongados. Además, el mercado chino se ha vuelto más competitivo como consecuencia del aumento, cada vez mayor, del tamaño de los actores nacionales. Algunas de estas empresas tienden a mantener una posición dominante en sus respectivos mercados y, en algunos casos, han crecido lo suficiente como para convertirse en actores globales, gracias a las adquisiciones de empresas extranjeras.
Compromisos de desarrollo sostenible
Otro de los aspectos que merece ser destacado del acuerdo son los compromisos sobre el desarrollo sostenible, siendo los relacionados con esta materia una novedad, su materialización efectiva también puede contribuir a mejorar el equilibrio en la relación comercial UE-China. El impulso de estos compromisos en China abriría nuevas oportunidades de internacionalización para las empresas europeas especializadas en servicios medioambientales como alcantarillado, reducción del ruido, eliminación de residuos sólidos, limpieza de gases de escape, protección de la naturaleza y el paisaje, saneamiento y otros.
Ámbito de aplicación
Tras su aprobación, el acuerdo sustituirá a los 26 actualmente vigentes y será el instrumento común con el que contarán las empresas europeas y chinas para obtener protección jurídica a sus inversiones frente a las prácticas discriminatorias, no equitativas o a expropiaciones que puedan producirse. El acuerdo fija ciertos principios presentes en el mandato negociador[10]: el principio de Trato Nacional, el de Trato Justo y Equitativo, el derecho a compensación inmediata y justa por expropiación y el derecho a la libre transferencia de beneficios[11]. Estándares de protección a inversores e inversiones presentes en los tratados de libre comercio.
Incertidumbres en relación con el Acuerdo
Uno de los puntos débiles del CAI es la carencia de mecanismos de protección del inversor individual en la resolución de disputas, contemplando, únicamente, los relacionados con la solución de conflictos entre estados y el seguimiento a nivel político en la fase previa al litigio.
Otro de los aspectos criticados es el capítulo relativo a los derechos laborales. La fórmula utilizada en el acuerdo para que China se comprometa a acatar los convenios de la OIT no parece, a ojos de muchos juristas, suficientemente vinculante. Se trata de una fórmula ya utilizada en otros acuerdos, como los alcanzados con Corea del Sur y Vietnam.
Los críticos al acuerdo reclaman mayores compromisos en el seno de la OIT, las declaraciones chinas apuntan a su voluntad de avanzar en sus esfuerzos para ratificar el acuerdo de la OIT para la erradicación del trabajo forzoso.
En este ámbito, la legislación laboral en China sigue siendo bastante particular, motivada por su sistema político. En este campo, cualquier modificación en la Ley de Contratación Laboral de la República Popular de China (RPC) supondría un cambio en la gestión de la población activa del país y podría requerir que los empresarios revisaran e, incluso, modificasen, los contratos laborales existentes. Actualmente, la ley permite que cada ciudad pueda tener su propia regulación laboral, como es el caso de la Ley de Contratación Laboral de Beijing y la Ley de Contratación Laboral de Shanghái.
Una hipotética reforma interna de las disposiciones laborales actuales se uniría a otras reformas legislativas adoptadas en los últimos dos años las cuales implican una adaptación administrativa de las empresas, como con la Ley de Inversiones Foráneas (FIL) o el Código Civil.
UN AÑO DECISIVO EN LA TRANSFORMACIÓN E INTERNALIZACIÓN DE LAS EMPRESAS
A pesar de las dificultades por la falta de liquidez de muchas compañías, el año que comienza es clave para la transformación de las empresas. La digitalización y su posicionamiento global en los mercados va a determinar su competitividad y el crecimiento a largo plazo.
La crisis sufrida en el año 2020 por el impacto de la COVID-19 ha acelerado los cambios en los procesos y formas de producción latentes, originados a raíz de la digitalización. Como en todas las revoluciones industriales, es ahora cuando surgirán muchas oportunidades relacionadas con los trabajos emergentes y las posibilidades de operar en nuevos mercados.
China es una de las 10 economías que han progresado en este ultimo año, y la única gran potencia que ha registrado un PIB positivo[12]. China tiene un sector manufacturero desarrollado y una situación geográfica privilegiada por su cercanía al resto de mercados asiáticos. El desarrollo de ciertas regiones del oeste y la red de infraestructuras y comunicaciones (Ruta de la seda) son los puntos fuertes de un país que cuenta con el mercado potencial mas grande del mundo:1400 millones de consumidores.
Los proyectos tecnológicos, de energías renovables y sociales serán quienes lideren la creación de oportunidades en el medio y largo plazo en el exterior. En una búsqueda de apertura y consolidación global de mercados, el ascenso rápido de China y la relevancia global de los países asiáticos está teniendo efectos tanto económicos como políticos, los cuales no pueden ignorarse en el planteamiento de una estrategia a largo plazo.
En cuanto a aspectos normativos, las empresas de la UE cuentan ahora con un escenario regulatorio europeo que favorece la internacionalización hacia Asia. En este sentido, el acuerdo de inversiones de la UE con China, el cual podría materializarse el año que viene, se suma al acuerdo de libre comercio con Vietnam aprobado el pasado mes de agosto de 2020. La UE también cuenta con acuerdos con Japón o Singapur, que son «nuevas puertas a mercados muy interesantes».
Las estadísticas muestran como en China se mantienen todavía las tendencias de crecimiento en la demanda de productos y servicios derivados de la urbanización del territorio de la población. Estas tendencias junto con los compromisos gubernamentales en materia ambiental, sanitaria y social son razones indiscutibles para apostar por China.
Aquellas empresas que entiendan cómo se hacen negocios en China podrían tener la oportunidad de entrar en determinados sectores de infraestructuras, medioambiente o servicios antes vetados a la competencia europea. Si bien esta implantación no es fácil, una estrategia comercial realista implicaría centrarse en ciudades menos conocidas, entablar relaciones continuas con sus empresarios, familiarizándoles con las cualidades únicas y los rasgos individuales de su modelo y ser ágiles a la hora de cerrar tratos.
La estrategia de internacionalización debe contar con el apoyo adecuado para resolver ciertas incertidumbres que presenta este país y que no cambiarán a corto plazo: el establecimiento en dicho territorio conlleva necesariamente la adaptación a un escenario regulatorio en constante cambio, a la complejidad administrativa, a la falta de transparencia y a la diferencia cultural en la forma de hacer negocios y resolver conflictos en China. A todo esto, se une la dificultad de que ciertas inversiones puedan dar beneficios a corto plazo si la internacionalización supone un alto coste.
En su estrategia de expansión hacia Asia, INS Global es el socio que necesita para identificar los desafíos y apoyarle en el proceso de implantación o de inversión que optimice los beneficios para su empresa.
[1] DIRECCIÓN GENERAL DEL COMERCIO. EU – China Comprehensive Agreement on Investment (CAI) list of sections: Bruselas 22 January 2021. Disponible en: https://trade.ec.europa.eu/doclib/press/index.cfm?id=2237
[2] COMISIÓN EUROPEA. Briefing. EU–China Comprehensive Agreement on Investment
Levelling the playing field with China. Disponible en: https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/en/ip_20_2542
[3] TRIBUNAL DE CUENTAS EUROPEO. Respuesta de la UE a la Estrategia de Inversión China impulsada por el Estado. 2020. Análisis03. Pp.3Disponible en: https://www.eca.europa.eu/lists/ecadocuments/rw20_03/rw_eu_response_to_china_es.pdf
[4] PARLAMENTO EUROPEO. Datos. Estudios.Disponible en: www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/BRIE/2020/652066/EPRS_BRI(2020)652066_EN.pdf
[5] EUROSTAT. Disponible en: https://ec.europa.eu/eurostat/web/main/home.
[6] DAN PRUD’HOMME, MAX VON ZEDTWITZ, Managing “forced” technology transfer in emerging markets: The case of China, Journal of International Management,Volume 25, Issue 3,2019,
100670,ISSN 1075-4253, Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.intman.2019.04.003.
BENNETT. C, BENDER B. How China acquires ‘the crown jewels’ of U.S. technology 05/22/2018.POLITICO. Disponible en https://www.politico.com/story/2018/05/22/china-us-tech-companies-cfius-572413. DAN PRUD’HOMME, MAX VON ZEDTWITZ, Managing “forced” technology transfer in emerging markets: The case of China, Journal of International Management,Volume 25, Issue 3,2019,
100670,ISSN 1075-4253, Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.intman.2019.04.003.
BENNETT. C, BENDER B. How China acquires ‘the crown jewels’ of U.S. technology 05/22/2018.POLITICO. Disponible en https://www.politico.com/story/2018/05/22/china-us-tech-companies-cfius-572413.
[7] EDER.FLORIAR. Politico playbook.30/12/2020.Disponible en: https://www.politico.eu/newsletter/brussels-playbook/politico-brussels-playbook-breaking-up-with-britain-making-up-with-china-peak-vaccine-envy/
[8] EUROPEAN COMMISSION Key elements of the EU-China Comprehensive Agreement on Investment.30/12.2020. Pp.2 Disponible en: http://trade.ec.europa.eu/doclib/press/index.cfm?id=2115.
[9] DIRECCIÓN GENERAL DEL COMERCIO. EU – China Comprehensive Agreement on Investment (CAI) .Annex To Section III Subsection II Article 8 Transparency of Subsidies.pp.1 Disponible en: https://trade.ec.europa.eu/doclib/press/index.cfm?id=2237
[10] DIRECCIÓN GENERAL DEL COMERCIO. EU – China Comprehensive Agreement on Investment (CAI) .Preamble.pp.2,3 Disponible en: https://trade.ec.europa.eu/doclib/press/index.cfm?id=2237
[11] CERULUS.L. Politico.Brussels Playbbook. 7/1/2021.Pp.1 Disponible en: https://politico.us8.list-manage.com/track/click?u=e26c1a1c392386a968d02fdbc&id=436973c384&e=c961915770
[12] FMI. Principal Global Indicators. China. Disponible en: https://data.imf.org/?sk=85b51b5a-b74f-473a-be16-49f1786949b3.
COMPARTE